FRANCISCO IGARTUA
EDITORIAL “NO ES MALO EL ESTATUTO, PERO…”
Oiga 12/12/62
Si se considera que la virtud
fundamental de un Estatuto Electoral debe ser la de garantizar al máximo la
pureza del sufragio, es justo relevar la bondad del nuevo Estatuto promulgado
por la Junta Militar de Gobierno. Dentro de lo perfectible de la naturaleza
humana, se ha logrado confeccionar una ley de elecciones en la que abundan las
disposiciones apropiada para que el voto ciudadano no sea burlado el próximo 9
de Junio y donde los errores y fallas son pocos y de menor cuantía. Tan es
verdad lo dicho que, por más vueltas revueltas que se le ha dado al nuevo
Estatuto, no se ha logrado hacer pública una sola objeción de importancia en
cuanto a la manera como están normadas las garantías para la limpieza del
sufragio. Son otras las objeciones que merece. No se relacionan con la pureza
del sufragio sino con el ordenamiento político que el Estatuto consagra para
las Cámaras que insistimos en considerar inadecuado a la buena salud de la
democracia representativa. Una vez más reclamamos se nos escuche con respecto
al absurdo sistema bicameral imperante en el país, acrecentado en su vicio de
origen con las disposiciones de la nueva ley electoral. Como nunca, diputados y
senadores ocuparán locales diferentes sin tener nada diferente que hacer y sin
que exista la menor diferencia en la elección de unos y otros. Los mismos
votantes, con el mismo criterio político y regional, votarán por diputados y
senadores. Y, si esta no es una aberración, admitimos nuestra incapacidad para
el raciocinio elemental. Pero, hay más. No todo queda en la elección misma. La
cosa va de mal a peor. Unos y otros –los diputados y senadores – constituirán
dos Cámaras, dos asambleas multitudinarias en las que votarán con el mismo
criterio con el que han sido elegidos, o sea con espíritu puramente político,
sobre asuntos técnicos, muchas veces de alta especialización. En una y otra
cámara se discutirá lo mismo y las mismas razones o sinrazones se esgrimirán en
ambas. El resultado no es necesario predecirlo. Es demasiado conocida la
inoperancia del sistema parlamentario que por él sufre la democracia
representativa… ¿Por qué los responsables del Estatuto recientemente promulgado
no han tomado algunas medidas que salvaran siquiera en algo este absurdo y
trasnochado sistema bicameral de diputados y senadores idénticos en origen y en
funciones? ¿Por qué no se ha escuchado la voz de la experiencia?... por lo
menos era posible que se corrigiera el origen de las Cámaras.
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